Foto tomada del periodico El Heraldo
Por: Disneila Diaz Alarza
"Abrí los ojos y me di cuenta que no había muerto", este fue el despertar de Laura Carrillo, una mañana de julio en la sala de un hospital en Barranquilla, Luego de tocarle la puerta a la muerte, con apenas 19 años de edad ya lo ha intentado tres veces; tres veces a tocado la puerta, y tres veces le ha sido negada. La muerte no la ha dejado entrar. Laura Carrillo lleva tres intentos de suicidio, tres solicitudes para morir que han sido negadas, no aprobadas, rechazadas, no es la hora de partir. Es la hora de tocarle las puertas a la vida, de ir en busca de la otra oportunidad, pera hacer un mundo mejor, vivir lo que la misma sociedad le ha negado en su corta existencia. Ayuda, rehabilitación, atención básica, alimentos, vivienda digna, y lo irremplazable una familia que le ofrezca afecto en esta etapa tan conflictiva.
Es la plena juventud y ya Laura a recorrido el mundo de las drogas y la prostitución, una mirada lejana y perdida, una dentadura desordenada como su misma vida, muestra un patrón de confusión emocional, de desprendimiento de todo lo que parezca valor, su vida es una lucha consigo misma en medio de la tormenta. Sus relatos en medio de la mirada perdida nos conducen a una serie de conflictos internos, familiares y sociales que la llevaron a romper las relaciones con el mundo, el significado de amor por la vida se esfumó. En esta etapa de adolescente, se presentan muchas modificaciones psicológicas, como ese interés por conquistar el mundo, por descubrir el propio yo, de hacer planes mirando el futuro, lo que configuramos como nuestro proyecto de vida. Laura no ha tenido tiempo de hacerlo, no ha tenido tiempo de prepararse para introducirse en el mundo de los adultos, es una lucha interna y externa, resultado de muchos factores que han coincidido y no han permitido la verdadera construcción social de Laura. La separación de sus padres, la violencia intrafamiliar, marcaron el camino para llegar al sitio donde Laura llego.
En medio de su soledad hay un cúmulo de situaciones, que deben alertar a los padres y madres o personas responsables de niñas y niños, jóvenes, en la necesidad de intervenir de fondo en las pautas de crianza para con nuestros hijos.
La etapa de la adolescencia para Laura esta marcada con desequilibrios mentales que han arrugado y marchitado el deseo de vivir, cuando a su corta edad no ha experimentado la vida afectiva que en esta etapa es tan fundamental como en ninguna otra. Ella ha intentando conquistar el mundo, pero los caminos han sido equivocados para lograr esa conquista; el mundo de la aventura le ha marcado e introducido en el lado oscuro que ni ella misma comprende.
Lo fundamental en la adolescencia el proceso de cambios conceptuales, principalmente para dar soluciones a problemas que se le presenten, darle solución a las operaciones concretas, la incertidumbre y desesperación son el resultado de lo no resuelto en este caso, mientras en otros adolescentes viven la experiencia de las relaciones internas, la tranquilidad para construir y conseguir sus propios ideales. El solo hecho de experimentar los cambios propios de la etapa adolescente, psicológicos, sexuales, sociales y físicos los envuelven en un mundo diferente, una etapa difícil, el intento de suicidio de Laura nos aterra, nos sorprende, y hasta nos damos el lujo de señalar y cuestionar su conducta, resultado de la falta de preparación para no resistir las tensiones propias de la edad, y aquí el abandono de los padres, el abandono del hogar, la falta de educación, la poca atención hacia los hijos, hacen que la vida de un adolescente se convierta en una tormenta. Es la hora de ejercer el verdadero rol de padres para que jóvenes como Laura puedan construirse socialmente, donde puedan adquirir su verdadera identidad, donde la vida le siga abriendo puertas para el éxito, para su formación personal, ella con ayuda familiar, profesional y estatal podrá salir de la tormenta y volver a tocar la puerta, esta vez a la vida.
disney-dia@hotmail.com
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